The MV Explorer

And so, after almost 11 months of preparation, of thinking about it in abstract terms, of getting nervous, we left on board the MV Explorer on August 24! Here are some shots of the ship, our cabin, the computer center, the library (it looks like a bar!), the café outside my classrooms, a dining hall, the faculty lounge, and the fitness center. We have spent 5 days here and it already feels like home, a home full of very young people, a home we still get lost in, a home whose rules and regulations we don’t know or remember well and for which we can get in trouble: No running anywhere except on the treadmill, no leaving our cabin door open, no taking any food out of the dining hall, no flushing down the toilet anything that is not toilet paper or has not passed through our digestive systems! But a home where we can do everything we normally do, even if at a different scale: work, exercise, watch movies, hang out with friends, shop, even post blog entries. A home where we don’t have to clean, make the bed, do the laundry or cook! And the best: a home that will allow us to go to bed in one country and get up in another. Tonight we will go to sleep somewhere in the Baltic Sea and tomorrow morning we will wake up in Saint Petersburg, our first port. How lucky can we be?

Así pues, después de casi 11 meses de preparación, de pensar en ello en términos abstractos, de ponernos nerviosos, ¡por fin salimos en el MV Explorer el 24 de agosto! He aquí algunas fotos de nuestro camarote, el centro de ordenadores, la biblioteca (¡parece un bar!), el bar al lado de mis aulas, un comedor, la sala de los profesores y el gimnasio. Hemos pasado 5 días aquí y ya nos sentimos como en casa, en una casa llena de gente muy joven, una casa en la que todavía nos perdemos, una casa cuyas reglas no conocemos o recordamos bien y por las que podemos meternos en problemas: ¡Prohibido correr en cualquier sitio excepto en la cinta de ejercicio, prohibido dejar la puerta del camarote abierta, prohibido llevarse comida del comedor, prohibido poner en el váter cualquier cosa que no se papel higiénico o no haya pasado previamente por nuestro sistema digestivo! Pero es una casa en la que podemos hacer todo lo que hacemos normalmente, si bien a una escala diferente: trabajar, hacer ejercicio, ver películas, “salir” con amigos, ir de compras, incluso publicar entradas en el blog. Una casa en la que no tenemos que limpiar, hacer la cama, lavar la ropa o cocinar. Y lo mejor: una casa en la que nos acostamos en un país y nos levantamos en otro. Esta noche nos dormiremos en algún lugar del Mar Báltico y mañana por la mañana nos despertaremos en San Petersburgo, nuestro primer puerto. ¿Podríamos tener más suerte?